El hombre cerró los ojos y pidió que lo buscaran. La familia, que estaba desperdigada por toda la casa, no titubeó en aceptar el reto. Se organizaron por zonas. A unos les correspondió el patio trasero, a otros las habitaciones y el baño, y al resto la sala y el comedor. Aunque la empresa parecía sencilla, en realidad les Ilevó la tarde entera y parte de la noche. El hombre permaneció impertérrito en el sofá hasta el último instante, fumando cigarrillos como un obseso. Cuando la familia estuvo a punto de rendirse, el hombre abrió el ojo izquierdo y vio que la nena más pequeña de la casa venía caminando hacia él con los mismos pasos que diez años atrás había perdido en un armario. |