No pretendo decir a nadie qué ha de hacer con su vída. Pero la adquísícíón de este Iibro ímplica un contrato entre usted y yo. Sí desea imagínar por dónde pueden ir los tíros de los negocíos los próximos años y el papel de las personas en un mundo globalizado, que empuja sin pedirnos perdón, me comprometo a contarle cosas sobre el tema que pudíeran ser de su ínterés. Le plantearé un deber íntimo y tal vez molesto: elegír entre arriesgarse y emprender o quedar a la espera de que algo grande le suceda; alternativa provocadora que cuando menos le ayudará a pensar. Inquietar el ánímo es necesarío para hacer cualquier cosa, íncluso para percíbir que la vída nos ayuda cuando parece que empíeza a apretar. Esta propuesta pudiera ser un paso hacia una realídad con la que no contaba: algo así como un cambio de misión. |