Estas personas viven de extrañas maneras. Se visten con mantos agujereados, enseñan en escuelas vacías, fornican en público o entran en éxtasis. Y sus muertes no son menos singulares: uno se lanza al interior de un volcán, otro se cubre de estiércol de vaca y un tercero no puede parar de reír. Casi todos tienen problemas con el dinero. En la Antigüedad, estos experimentadores impenitentes eran conocidos como «buscadores de la sabiduría», o también como filósofos. Pero la modernidad ha olvidado sus extravagancias. Dos escritores han decidido volver a encontrarse con estos sabios del pasado, para lo cual han rebuscado entre una gran cantidad de historias, citas y anécdotas dispersas, cuya información han filtrado y restaurado. El resultado es una visión nada habitual y enormemente sorprendente de la filosofía occidental |