La historía de los judíos en la península Ibérica bajo los regímenes musulmán y cristiano figura entre las páginas más gloriosas de la coexistencia y florecimiento cultural de la Edad Media europea. Las grandes figuras filosóficas y literarias, de Ibn Gabirol a Maimónides, de Yehudá Haleví al cabalista Nahmánides, nacen en aquellas tierras afortunadas. En 1492, tras el edicto de expulsión, Ilega la conversión o el exilio, y el fin de una presencia multisecular. Los sefardíes se dispersan por toda la cuenca mediterránea. Durante los siglos siguientes, los marranos, sobre todo los de Portugal, siguen el camino del éxodo, uniéndose a las comunidades ya establecidas o creando otras nuevas, especialmente en Amsterdam, patria de Spínoza, y en el sudoeste de Francia. La mayoría se instala sin embargo en tierras del Islam. Oriente se transforma así en un foco cultural judeo-ibérico consciente de su especificídad. AI igual que los asquenazíes, los sefardíes han debido hacer frente a los grandes desafíos de la historia judía de estos últimos siglos. Diezmados por el genocidio, han sufrido igualmente el desarraigo de los tiempos modernos, conservando, no obstante, la memoria de su antigua grandeza.
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