Desde su título, que evoca las tiendas de los nómadas en la estepa, este libro se sitúa ante un doble nomadismo: por un lado, el de un continuo desplazamiento por paisajes, ciudades, estados de ánimo o acciones; por otro, el de la diversidad de las formas y tonos que componen cada una de sus cuatro partes. Cada capítulo -desde núcleos fundamentales que organizan la mirada-posee un enfoque formal específico y una flexibilidad tonal, en la que caben lo lírico y lo coloquial, lo discursivo y lo reflexivo, la narración y la descripción... Tienda de fieltro querría dar cuenta de la vida, del curso, la textura y los sentidos de la vida. En el libro, como en la vida, se sucede y entrecruza todo: la percepción del pequeño acontecimiento que puntúa el tiempo cotidiano, el cambio de ciudad, la familia, la enfermedad, la lectura y la contemplación de la pintura, la síntesis profunda entre lo político y lo existencial, entre lo personal y lo colectivo, los lugares de la intimidad. |