En Rosas y espinos están las españolas del siglo XX: las criadas y las reinas; las maestras y las vedettes; las cigarreras y las amas de casa; las dos mujeres que se casaron por la Iglesia en 1901; las mujeres maltratadas doblemente cuando la sociedad se compadece del maltratador; Hildergart, el experimento de la mujer perfecta, creada y asesinada por su madre; las anarquistas y las falangistas; la moda, desde el corsé hasta la ropa holgada de la nueva mujer deportista, la guerra del bikini y la revolución de la minifalda; las cartas de amor y de ruptura, las del director espiritual y las de las madrinas de guerra; la lucha por el voto femenino, las mujeres en la guerra: la miliciana, las voluntarias extranjeras, las damas del Auxilio Social; el nacional-catolicismo, las topolino y Sara Montiel; la estraperlista, la inclusera, la presa y ta costurera; los velos, los misales, los ejercicios espirituales, el ángel del hogar; los primeros electrodomésticos, las mujeres de hombres importantes, Mariquita Pérez, las canciones, la fregona, la novela rosa, los cuentos de hadas, la radio y el microsurco; las señoritas de las puestas de largo, la censura, las niñas a las que se les aparece la Virgen, los guateques, las reinas de las fiestas; las emigrantes, la píldora...
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