Ser bella, de buen linaje, de buenas costumbres y buena salud eran las cualidades esenciales de una reina medieval. Su papel se reducía a ser madre de los hijos del rey y asegurarle un heredero legítimo. Sin embargo, no todas se limitaron a eso y muchas ejercieron gran poder dentro de la realeza, bien por ellas mismas o como representantes o defensoras de algunos miembros de la familia: Urraca de León y Castilla, María de Molina, Juana Enríquez... Y no sólo las esposas, sino otras «mujeres del rey» madres, hermanas o concubinas-jugaron papeles importantes. A todas ellas se refiere este libro. |