¿Existe Flandes? ¿Es un país imaginario o responde a una identidad cierta? El narrador llega a una villa situada junto a la frontera belga, en las antiguas tierras de la familia de Marguerite Yourcenar. Allí, desde la primavera hasta el verano, irá almacenando observaciones e imágenes acerca de las personas que le rodean y el ambiente de la llanura, donde el paisaje evoluciona de la monótona lluvia a la luz cegadora sobre el heno. Fundiendo relato y fotografía, crónica de viaje y reflexión moral, Campos de Flandes reconstruye la atmósfera serena y melancólica de un «país de casi seis millones de personas sin estado ni límites ciertos». En este entorno particular, entre gentes para las cuales «la escritura es su manera de estar en el mundo», el autor nos ofrece un retrato de sus compañeros y una memoria de las incidencias cotidianas, desde una excursión a la costa hasta una fallida búsqueda de vida nocturna en ciudades soñolientas, puntuadas por evocaciones de Simenon, Hergé, Matisse... Una y otra vez, se hace presente de forma implacable la huella de la Primera Guerra Mundial, en los campos sembrados de bombas, en los múltiples cementerios, en las ciudades mutiladas. Campos de Flandes es una pequeña obra de cámara musical y fotográfica, al tiempo- en la que resuenan con elegante profundidad los ecos de la historia y de la cultura europea. |