978-84-96171-22-0 Título
Firmado: Picpus  
Autores Simenon, Georges           
Editorial Booket  Nº edición  Año  Jul/2004
Colección  Maigret  Nº colección  5011-23  Páginas  189 
 
Materias



Bolsillo


Encuadernación  Rústica 
Largo  18  Ancho  11 
Idioma  Castellano 
Estado
Sin stock, podemos pedirlo
Sin stock, podemos pedirlo
  P.V.P. 
 
   6,95
 
 
Reseña del libro
Mascouvin, un gris oficinista que confiesa haber robado a su empresa para resolver urgentes proble­mas de dinero, ha entregado a la Policía pdicial un papel secante, encontrado casualmente en ün bar, con una extraña sentencia de muerte: «Mañana, minutos después de las cinco de la tarde, mataré a la vidente. Firmado: Picpus.» Y a las cinco y ocho minutos, al comisario Maigret, Que ha intentado evitar en vano el homicidio, le comunican el asesinato de la bella leanne, vidente. Maigret no ha acabado de reponerse de su sorpresa cuando se añade a la historia un detalle rocambolesco: en casa de la vidente, en una habitación cerrada con Ilave, la policía encuentra a un hombre Ilamado Le Cloaguen. Parco en palabras y Quizá corto de en­tendederas, Le Cloaguen suda de terror cuando el comisario lo devuelve a su acomodada casa, donde le esperan su tirana esposa y su hija.
Convertido el caso én una enmarañada madeja, Maigret empieza a tirar de los hilos, pero ¿dará con el cabo que explique todos los misterios? 
 
Bio-bibliografía del autor
Georges Simenon nació en Lieja en 1903 en una familia de escasos medios. Pese a ser un alumno dotado, abandonó pronto la escuela y, muy joven, trabajó de reportero en Lieja. En 1922, ya en París, se introdujo en los ambientes de Montmartre y publicó con seudónimo numerosas novelas populares. En 1931 inició la célebre serie de novelas protagonizadas por el comisario Maigret. Tras una época de grandes viajes, inició una gran amistad con Gide y comenzó a publicar las llamadas «novelas duras». Durante la segunda guerra mundial ocupó el cargo de alto comisario para los refugiados belgas, pero la necesidad de mantener a la familia le impidió dejar la escritura. Acabada la guerra, se instaló en Norteamérica, y en 1955 volvió definitivamente a Europa. En 1972 decidió abandonar la narrativa, si bien siguió escribiendo textos autobiográficos, y murió en Lausana en 1989.