El conjunto de la obra de Ana Rossetti es un corpus tan coherente como ella ha pretendido que sea, o como no le ha quedado más remedio que ser. Los diferentes registros de sus libros obedecen a una evolución lógica en su trayectoria personal y literaria, sin que la unidad total de la obra se haya visto resentida. Su poesía, tan ligada a la pintura por múltiples razones, toma de ella una técnica consistente en superponer capas de pintura, veladuras, unas veces muy aguadas, otras menos, logrando así distintos niveles complementarios, situados en un mismo plano. Este mérito ha sido en ocasiones también el problema, pues una lectura superficial ha dado lugar a interpretaciones desviadas, a la creación de tópicos y clichés que han impedido la completa comprensión de una obra que no estaba sino avanzando. La presente edición propone una relectura que atraviese las sucesivas capas y propicie el desvelamiento.
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