Casi sesenta y cinco años después de su muerte, Manuel Azaña (Alcalá de Henares, i888-Montauban, I94o), el último presidente de la Segunda República española, sigue en una «especie de limbo». A pesar de haber sido «expeditivamente arrojada al muladar de la historia por los vencedores de la guerra y calumniada por una parte de los vencidos», su figura como político y estadista ha merecido ya estudios objetivos y ecuánimes; por el contrario, su talla como escritor sigue todavía por medir, por mucho que «separar al Azaña político del escritor sea difícil y tal vez imposible». Por ello, este lúcido asedio de Juan Goytisolo al rigor ético y creativo de Manuel Azaña, focalizado en las novelas El jardín de los frailes y Fresdeval, en los ensayos de Plumas y palabras, en el diálogo premonitorio La velada en Benicarló y en su traducción de La Biblia en España de George Borrow, arroja nueva luz sobre su categoría literaria. <- Y revela, también, la singularidad y la modernidad del pensamiento de Manuel Azaña, tan alejado de los prejuicios retrocastellanistas y retroconservadores de la derecha española, espejo deformado en la que se mira la España de hoy, cuyos tribalismos políticos y localismos culturales son un sórdido y patético remedo de aquella que lo envió a un exilio de muerte y que Juan Goytisolo denuncia sin paliativos en este libro, tan personal como apasionado, tan oportuno como necesario. |