Las manos de Maximilien Perahim podrían contar la historia trágica de su vida. Muchas de sus cicatrices y marcas dan cuenta de los diez años de trabajos forzados que ha pasado en las minas, aunque también fue allí donde sus manos aprendieron a trabajar la madera con una sensibilidad y exquisitez casi artística. Ahora que ha recuperado su libertad, Perahim solo quiere regresar a Bucarest para cuidar de su madre y dedicar su vida a la ebanistería. No pide mucho más: dejar atrás al gánster que un día fue, al igual que su padre, y que la policía lo deje vivir tranquilo. Tallada con la precisión que exige la brevedad, esta novela narra los intentos de Perahim por alejarse de los errores del pasado y por recuperar algo del amor y la dignidad que ha perdido en sus años de cautiverio. Una novela que nos habla, en definitiva, del papel que el destino, siempre trágico, siempre poético, juega en la vida de todas las personas. |