978-84-948265-8-0 Título
El oasis perdido "Almásy, Zerzura y la guerra del desierto"  
Autores Kelly, Saul           
Editorial Desperta Ferro Ediciones  Nº edición  01  Año  Nov/2018
Colección    Nº colección    Páginas  384 
 
Materias



Historia


Encuadernación  Rústica 
Largo  235  Ancho  155 
Idioma  Castellano 
Estado
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  P.V.P. 
 
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Reseña del libro
«Me gusta pensar en Zerzura como una idea que no podemos describir con una palabra, algo que espera a ser descubierto en algún lugar remoto e inaccesible, si uno es lo suficientemente arrojado como para intentar su búsqueda. Algo indefinido, con contornos diferentes según el individuo que lo piense; para un árabe, puede ser un oasis o un tesoro oculto, para un europeo, un yacimiento arqueológico, una nueva planta o mineral o, simplemente, el anhelo de encontrar algo todavía desconocido». Así describía Ralph Bagnold la pasión que durante los años treinta del siglo XX arrastró a un grupo de aventureros cosmopolitas ?el Club Zerzura? a internarse en el desierto de Libia, recorriéndolo en vehículos y aeroplanos en pos de oasis perdidos y antiguas ciudades de civilizaciones desaparecidas, con las Historias de Heródoto como guía de viaje. Pero, detrás de un aparente y caballeroso espíritu deportivo, estos gentlemen se dedicaban a cartografiar el desierto de Libia por motivos militares. El Club Zerzura enmascaraba una rivalidad despiadada: si Mussolini contaba con hacer de Egipto la pieza central de un nuevo Imperio romano, los británicos, para quienes el canal de Suez era estratégico, estaban totalmente dispuestos a impedirlo. Pronto el ejército perdido del rey persa Cambises vería su sueño turbado por las cadenas de los blindados del Eje, decididos a alcanzar Alejandría, y los miembros del Club tomarían senderos encontrados. Mientras que Bagnold fundó el Long Range Desert Group para espiar e interrumpir el avance de Rommel, el conde László Almásy ?fascinante aventurero y aristócrata húngaro, el verdadero «paciente inglés»? intentaba llenar El Cairo de agentes nazis. Un juego peligroso en el que ambos se valieron del conocimiento y de los mapas del desierto trazados durante sus arriesgadas exploraciones. «Un día, quizá el viento del desierto libio, soplando en tempestad sobre los cordones de dunas y levantando en el aire nubes de arena fina, restituirá a los hombres el oasis perdido, revelando su emplazamiento y sus secretos», dijo Théodore Monod, otro explorador. Pero ese día no ha llegado y Zerzura sigue durmiendo, esperando. Búsquenla mientras tanto en estas páginas. 
 
Bio-bibliografía del autor