He aquí la narración breve y exquisita de esas situaciones que, en nuestros ajetreados días, se deslizan sin que les prestemos atención y que, en cambio, encierran el germen del buen vivir. A Philippe Delerm no se le escapa una sola oportunidad para aprovechar esos momentos y, al hacerlo, incita al lector a reconocer en sí mismo cuáles son sus propios instantes de gozo. Leerse el periódico por la mañana de principio a fin; dejarse envolver por el aroma de las manzanas en una vieja buhardilla, circular de noche y a solas por la autopista mientras la radio desgrana sus noticias, el jersey de otoño con los primeros fríos... Delerm demuestra que los auténticos placeres de la vida están a veces más cerca de lo que imaginamos. |