Un viejo campesino calabrés llega a casa de sus hijos en Milán para someterse a una revisión médica. Allí descubre su último amor, una criatura en al que volcar toda su ternura: su nieto, que se llama Bruno, como a él le llamaron sus camaradas partisanos. Y vive también su última pasión: el amor de una mujer, un amor que cubre con su luz los últimos momentos de una vida que, en su acabamiento, puede también sentir su propia plenitud. Esta historia universal se hace en manos de José Luis Sampedro algo de lo más hermoso que nuestra literatura nos haya entregado sobre el eterno tema del amor. Con la verdad que ofrece un conocimiento profundo y verdadero del alma humana, La sonrisa etrusca es, como todas las novelas de Sampedro, un libro inolvidable. |