Después de que sus sueños sobre el matrimonio se vinieran abajo por culpa de un seductor sin escrúpulos, Meredith está dispuesta a ayudar a las demás mujeres de Londres a evitar que los aventureros de alcoba arruinen su reputación. Con ese fin, se dedica a investigar a todos los mujeriegos de la alta sociedad, y muy especialmente a Alexander Lamont, Lord Lansing, conocido por haber seducido a mujeres de todo tipo y condición, que según los rumores ahora se comporta como un respetable caballero. Pero Meredith cree que el que fue un mujeriego lo sigue siendo para siempre, y está dispuesta a desenmascararle con ayuda de hábiles artimañas. Cuando su investigación la hace aterrizar, literalmente, encima de Alexander, decide que para hacer picar a su presa, no puede haber mejor cebo... que ella misma.
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