Aracne, dividida estructuralmente en cuatro secciones diferentes, supone la culminación de Aracne I, editada en 1989. No se trata, según los cánones del género, de una autobiografía al uso, un personaje determinado en o contra acontecimientos históricos, sino de una especie de desarrollo biográfico del espíritu, del hacerse a uno mismo en el tiempo, mientras que lo externo, la circunstancia misma, y lo político sólo tienen cabida de forma tangencial.
Parece beber, en un primer momento, de la prosa poética de Juan Ramón y de Cernuda, pero ni Platero ni Ocnos sirven de modelo a Aracne, que se distancia de ellos tanto en el tono como en la experiencia del dolor, incluso en el desarrollo sintáctico de la frase, más apegada en este caso a los esquemas de la clasicidad, tan bien conocida, y difundida entre nosotros, por José Antonio Moreno Jurado. |