El manuscrito de Un americano reposó intacto durante una década en los archivos de una oficina antes de caer en manos de Willing Davidson, un joven becario del departamento de ficción de The New Yorker quien, con una «creciente sensación de júbilo y de haber hecho un descubrimiento», reconoció que aquel manuscrito inédito poseía «un sorprendente vigor».
Un americano vuelve a presentarnos al álter ego de Roth, Ira, que abandona a su dictatorial amante por una pianista rubia y aristocrática. El conflicto que eso produce entre sus raíces en el gueto judío y sus aspiraciones literarias le obliga a abandonar temporalmente a su familia y dirigirse al prometedor lejano oeste. La obra póstuma de Roth no sólo es el último testimonio personal de la Depresión, sino también una desgarradora novela sobre la reinvención y la trascendencia del amor.
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