Siempre he creído que Martín López-Vega era un doble poeta que iba haciendo su poesía por dos senderos paralelos. Por uno de ellos transitaba el viajero, el letraherido; por otro caminaba el que siempre deja en sus poemas algo así como un anticipo, un pálpito, de la vida y también de la muerte, sin «literatura». Según mi día, yo elegía para leer a un poeta (el de consolazione) o al otro (el de provocazione). Hubo momentos en que «ambos» coincidieron en el mismo libro, pero poco a poco cada uno de ellos encontró su lugar. Y esto enriqueció y aclaró (definió y ahondó) la poesía de López-Vega. En 2006 firmó Extracción de la piedra de la cordura, uno de los mejores libros de su generación; es más: uno de los poemarios fundamentales del cambio de siglo. Pues bien, aquí está el «complementario» de aquel libro, su otro yo, su hermoso azogue. |