En su tanatología, Karl Rahner trata de reformular la escatología católica en el contexto de su programa de una gramática existencial-ontológica de la fe. El propósito de de esta gramática es elaborar las correspondencias estructurales entre la existencia de Jesús de Nazaret y la existencia de todo ser humano, para perfilar desde ahí la relevancia de los «misterios de la vida de Jesús» (aquí concretamente de la muerte) para la vida cristiana. El tema de la muerte se tematiza en cuatro apartados: como un «acontecimiento» axiológico que concierne al ser humano en conjunto, como «consecuencia del pecado», «como fenómeno del morir junto con Cristo» y como su anticipación eminente en el «martirio» a partir del cual surge la Iglesia. Al contrario de las tesis que se han pretendido atribuir al autor acerca de la «decisión final en la muerte» y de la «muerte natural», Rahner considera que, empíricamente, la muerte es ruptura e impotenciación, que se distinguen de la relación existencial de libertad del ser humano con su muerte. Esta relación puede ser existencialmente «pecaminosa» (adamita) o «redentoria» (cristoforme), dependiendo de si se realiza como aceptación de la propia finitud en una entrega amorosa, confiada y esperanzada a Dios; o como intento de seguir perteneciéndose a sí mismo, al no querer ver la mortalidad, desesperando o resistiéndose frente a Dios. Esta libre autodeterminación puede producirse ya antes de la muerte temporal de manera definitiva y por tanto «eterna». Con la muerte, el ser humano entra por medio de Dios en una relacionalidad «cósmica-universal» abarcadora de todo. Esta obra ha tenido una influencia decisiva en la escatología católica. |