Stevie Sandford acaba de enviudar. A su avanzada edad y su recién adquirida soledad se une el insoportable peso de los secretos. Debería contarle muchas cosas a su familia, pero el pasado es doloroso y complicado de desentrañar. Mientras tanto, los recuerdos de Michael Royston yacen encerrados en una caja de zapatos, el único objeto que se llevó consigo al hospital donde pasará sus últimos días. A pesar de estar a las puertas de la muerte, nunca los ha compartido; no se le da bien expresarse con palabras, siempre prefirió el clic del código morse. Pero Anna, una joven ayudante sanitaria, tiene la paciencia –y la peculiar ternura— necesaria para extraerle su historia. Así que empieza a contarla. |