No son frecuentesen las culturas de lengua alemana ni buenos textos de narrativa erótica nitestimonios íntimos reales de gran interés sociológico y humano como éste.Recordemos, no obstante, que aproximadamente en las mismas fechas en queescribía sus memorias esta prostituta vienesa, también redactaba las suyas,igualmente apasionantes, la gran cantante wagneriana Wilhelmine Shroeder-Devrient, autora de Memorias de una cantante alemana (La sonrisa vertical 2). Si éstafue una mujer refinada, culta y rica, aquélla tuvo un origen humilde y fueprecisamente gracias a la profesión más antigua del mundo como adquirió modalesy conocimientos suficientes como para poder redactar con acierto, ya al finalde su vida, este extraordinario testimonio personal, escalofriante por susinceridad, que entregó a su médico unas semanas antes de someterse a una graveoperación. Estas confesionesíntimas de una prostituta no tienen tan sólo el valor testimonial directode una actividad en y por principio inconfesable, sino también el de ilustrarcon todo lujo de detalles la vidaamorosa de la sociedad vienesa de la segunda mitad del siglo XIX. Por esosus primeros editores alemanes procuraron respetar al máximo el texto original,corrigiendo tan sólo las imperfecciones idiomáticas y los errores estilísticosflagrantes. |