Hay diversos tipos de fibra (pectina, celulosa, lignina...) y puedes encontrarla en los cereales integrales, la fruta, las verduras, las legumbres, los frutos secos y hasta en las algas. Pero cambiar de hábitos alimenticios nos resulta complicado ¿verdad? Pues sigue leyendo porque este libro te ayudará a conseguirlo. En sus páginas aprenderás poco a poco a reconocer los alimentos más ricos en fibra (cuidado, no es fibra todo lo que reluce), cómo cocinarlos... y saborearlos. Porque, efectivamente, la fibra no está reñida con los placeres de la buena mesa. AI contrario, sus texturas, aromas y combinaciones son infinitas. |