Con el ritmo apacible pero con tensión contenida de las voces de los que sólo han conocido el sometimiento, Conxa narra en primera persona las complejos episodios de una vida llena de avatares: el mundo rural c principios de siglo, donde las mujeres eran poco más que fuerzas animales capaces de trabajar y procrear. En ese mundo brutal -no C de sensualidad- irrumpe la guerra, le arrebata la vida y el amor y la condena a ser ese «canto rodado» que se precipita por la pendiente sin que nadie repare en él |