Cada mañana Dani se levanta y se dirige al trabajo a bordo de su volquete azul. A la entrada de la obra se cruza con su amiguito Carlos, el conductor de la flamante grúa roja. Juntos cargan y transportan material. Al rato llega Guille, a bordo de su potente bulldozer, dispuesto a amontonar todas las piedras necesarias, para que la excavadora de David pueda trabajar sin problemas. Nuestros cuatro amiguitos hacen un descanso para a almorzar y es entonces cuando los lectores pueden separar los conos, barreras y tuberías de las páginas del cuento y montar su propia obra. |