Este libro es ante todo una crónica, de una vida y de un tiempo, y especialmente de una evolución: de cómo el adolescente primogénito de Thomas Mann ve la Primera Guerra Mundial como un acontecimiento perteneciente al ámbito cotidiano y familiar, y acaba viendo, con el tiempo, con la instauración del Tercer Reich, el exilio y la Segunda Guerra, precisamente las experiencias familiares y personales en un ámbito histórico y político. Por estas páginas pasa Hitler zampándose cuatro trozos de tarta en un salón de té, Greta Garbo enormemente «cansaaaaaaaada», o Richard Strauss indignado porque sus protectores nazis pretendían convertir su bonita villa en un centro de refugiados, pero lo que permanece en ellas es la trayectoria de un hombre inseguro de su utilidad pero convencido al mismo tiempo de que «debemos actuar para demostrar una y otra vez el carácter dudoso de cada acto». |