La importancia concedida a la música en el teatro español del Siglo de Oro se inserta dentro de la tradición teatral hispana, en la que la música ocupa una posición relevante desde los mismos orígenes del teatro moderno, en el que cumple funciones muy diversas que afectan tanto a la trama como a los personajes. Dentro del marco de las representaciones para la corte aparecen además nuevos géneros músico-teatrales, que no se limitan a las formas de grandes dimensiones sino que, debido a la concepción de la representación como una "fiesta teatral", permite, e incluso promueve, la aparición de nuevos géneros breves, caracterizados igualmente por la importancia en ellos del componente musical.
Pero independientemente de que se trate de obras destinadas al teatro de corral, al cortesano o al religioso, todas ellas tienen una característica común: el uso de formas musicales típicamente hispanas basadas en la repetición, como la tonada, que tanto si son polifónicas como "tonadas a sólo" se mantienen estrechamente ligadas a la música popular hispana, lo que permite que el teatro cortesano, dirigido en principio al público más refinado y culto de la corte, se mantenga, no sólo unido a los gustos del público más popular de los corrales, sino también que sea interpretado por los mismos actores; unos actores cuyo oficio está ya plenamente desarrollado en el último cuarto del siglo XVI, y que gracias a su alta calificación profesional podrán asumir los retos que plantea el teatro musical, ya que, a su dominio de la técnica del oficio de actor se añaden -especialmente en el caso de las actrices-, habilidades musicales más que notables, en las que parece haber predominado la expresividad más que la belleza vocal. La importancia concedida en el teatro español a la correcta expresión del texto más que a la belleza de la melodía cantada, da como resultado un teatro musical cortesano hispano con unas características propias que le diferencian claramente de otros modelos europeos. |
