978-84-670-2268-1 Título
Platero y Yo  
Autores Jiménez, Juan Ramón           
Editorial Espasa-Calpe, S.A.  Nº edición  Año  Sep/2006
Colección  Austral  Nº colección    Páginas  141 
 
Materias



Narrativa


Encuadernación  Cartoné 
Largo  20  Ancho  13 
Idioma  Castellano 
Estado
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  P.V.P. 
 
   10,90
 
 
Reseña del libro
El nombre de Juan Ramón Jiménez (1881-1958) está indisolublemente ligado al título de Platero y yo, que no sólo es su obra más conocida, sino una de las más universales de las letras hispánicas. Ya lo auguró Francisco Giner de los Ríos cuando le dijo: "Es perfecto. Con esta sencillez debía usted escribir siempre -y sonriendo añadió-: Pero no se envanezca." Comenzó a escribirlo en 1906.
 
 
Bio-bibliografía del autor
Juan Ramón Jiménez nació en Moguer, Huelva, en 1881. Cursó estudios de derecho en Sevilla que abandonó muy pronto para dedicarse a las letras. En la primera década del siglo frecuentó a Rubén Darío, Valle-Inclán y los hermanos Machado, con quienes creó la revista Helios, portavoz del movimiento poético conocido como Modernismo.

Escribe Rimas (1902), Arias tristes (1903) y Jardines lejanos (1904). Entre 1905 y 1916, influido por D´Annunzio y los simbolistas franceses, vivió un periodo de intensa actividad creadora durante el que publicó libros como Elejías (1908-1910), Poemas májicos y dolientes (1911), Pastorales (1911) y Estío (1911). En 1914 terminó también su libro más conocido de prosas líricas, Platero y yo, que había iniciado en 1907. En 1916 se casa con Zenobia Camprubí y se instala definitivamente en Madrid, desde donde hace constantes viajes, sobre todo a Estados Unidos, mientras publica libros fundamentales en su obra poética : Diario de poeta y mar (1917), Eternidades (1918), Piedra y cielo (1922) o Segunda antolojía poética (1922). Escribe asimismo páginas autobiográficas, artículos y críticas literarias (en El Sol), imparte cursos y da conferencias, funda revistas (Indice y Sí) y se convierte en figura de referencia para la generación del 27. En 1936 abandona España. En 1956 se le otorga el Premio Nobel de Literatura. Dos años después, fallece en San Juan de Puerto Rico, donde había fijado su residencia, tras vivir en Cuba y Estados Unidos.